La epistemología o teoría del conocimiento se plantea el problema de averiguar un método o criterio de verdad, con el fin de dilucidar si un determinado conocimiento es verdadero o falso.
Si tengo un conocimiento o una idea, ¿Cómo se puede saber si es verdadero? Una primera respuesta podría ser: un conocimiento es verdadero si se adecúa al objeto al que se refiere. Si tengo la idea de “círculo”, dicha idea será verdadera si existe identidad entre la idea de círculo, y el círculo material al que se refiere la idea.
Ahora bien, Spinoza consideraba que no puede haber identidad entre una idea y un objeto material, puesto que las “ideas” y los objetos materiales o “cuerpos” pertenecen a ámbitos distintos de la realidad, irreductibles entre sí. Mientras que una idea es una forma o modo de pensamiento (una “porción” de pensamiento), un cuerpo material es una forma o modo de materia o “extensión” (una “porción” de materia). En consecuencia, dado que todo conocimiento consiste en una o varias ideas (el conocimiento “está hecho” de ideas), el objeto de todo conocimiento debe ser necesariamente otra idea, no un objeto material o extenso.
Una idea verdadera (porque tenemos una idea verdadera), es algo diferente de su objeto (ideatum). Un círculo es una cosa, la idea del círculo es otra. Porque la idea de un círculo no tiene circunferencia ni centro, como en un círculo, ni tampoco la idea de un cuerpo es en sí misma un cuerpo. Y puesto que es algo diferente de su objeto, será también algo inteligible en sí misma. Esto es, respecto a su esencia formal, la idea puede ser objeto de otra esencia objetiva, la cual, a su vez, considerada en sí misma, será algo real e inteligible, y así indefinidamente.(Tratado de la reforma del entendimiento)
Así, todo conocimiento consiste en pensamientos compuestos de ideas, cuyos objetos son a su vez otras ideas. El conocimiento es pues, para Spinoza una operación que se da enteramente en el ámbito del pensamiento. Ello no significa que la realidad material o extensa no pueda conocerse, sino que sólo podemos conocer la realidad material a través de las ideas que nos hacemos de ellas. Ello significa que debemos distinguir la percepción sensible de un objeto de la idea que de ese objeto produce la razón. Si, por ejemplo, vemos una esfera, la percepción de dicha esfera será imperfecta (no existen “esferas perfectas”, todo objeto esférico real, tiene “imperfecciones”, que lo distinguen de su idea), sin embargo sólo podré conocer las propiedades geométricas de toda esfera material que percibamos, a partir de la idea de esfera que produce nuestro entendimiento (idea que sí es “perfecta”).
Es por ello, por lo que Spinoza se opone al empirismo, en cuanto filósofo racionalista. Para los filósofos empiristas (Locke, Berkeley, Hume, etc.) la fuente de nuestro conocimiento son exclusivamente las percepciones sensibles (sólo existe lo que es percibido, y por tanto, lo que no puede ser percibido no puede existir), mientras que para Spinoza, no son las percepciones, sino las ideas que produce la razón (procedan éstas de percepciones sensibles, o sean producidas exclusivamente por la razón) sobre las que recaen las operaciones del conocimiento.