Por José Romero
Curiosidades y anécdotas
¿Spinoza o Espinosa?
Baruch de Spinoza era de etnia judía sefardí, es decir, que procedía de una familia castellana que fue expulsada de España, al igual que todos los judíos, tras el edicto de Granada dictado por los Reyes Católicos en 1492. La familia de Spinoza, emigró, como otras muchas familias judías, a Portugal, de hecho, el padre de Baruch de Spinoza, Miguel, nació en Vidigueira, al sur de Portugal. Sin embargo, los judíos también fueron expulsados de Portugal, así, el abuelo paterno de Baruch, Isaac de Espinosa, emigró junto a su familia a Nantes primero y finalmente a Amsterdam, donde se asentó la familia definitivamente, pasando a nutrir la numerosa comunidad judía de la ciudad holandesa.
Es así, que el nombre original de la familia de Spinoza, es “Espinosa”, debido a que su origen se encuentra probablemente en la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros. Posteriormente, la familia cambió la grafía a “Spinoza”, acorde con la ortografía neerlandesa. Su nombre de pila era Benito (en castellano), Bento (en portugués) o Baruch (en hebreo), aunque firmó sus obras con la forma latina “Benedictus”.
La comunidad judía sefardí se caracterizó por conservar la lengua y la cultura de la que provenía, es por ello que Spinoza hablaba castellano y portugués como lenguas maternas.
Spinoza, ¿un filósofo “marrano”?
El edicto de Granada dictado por los Reyes Católicos, obligaba a los judíos de las Coronas de Castilla y Aragón a convertirse al cristianismo o a emigrar. Muchas familias judías decidieron convertirse al cristianismo, para no ser obligadas a emigrar, pero privadamente, seguían practicando el judaísmo. Dichos judíos conversos, cristianos en público, pero judaicos en privado eran llamados despectivamente “marranos”, y eran sometidos a una gran presión social para que se exiliaran. Es por ello, por lo que muchas familias “marranas”, entre las que se encontraba la de Spinoza, optasen finalmente por el exilio.
Spinoza, ¿un filósofo hereje?
El 27 de julio de 1656, cuando contaba con 23 años de edad, Baruch de Spinoza fue excomulgado de la fe y la sinagoga judía, y con ello excluido de la vida social de los judíos, debido a sus ideas filosóficas materialistas a las que se consideraban heréticas.
El decreto de excomunión se conocía como “herem” o “cherem”, y su redacción dejaba bien clara la “perversión” del excomulgado y rezaba así:
“Los dirigentes de la comunidad ponen en su conocimiento que desde hace mucho tenían noticia de las equivocadas opiniones y errónea conducta de Baruch de Spinoza y por diversos medios y advertencias han tratado de apartarlo del mal camino. Como no obtuvieran ningún resultado y como, por el contrario, las horribles herejías que practicaba y enseñaba, lo mismo que su inaudita conducta fueran en aumento, resolvieron de acuerdo con el rabino, en presencia de testigos fehacientes y del nombrado Spinoza, que éste fuera excomulgado y expulsado del pueblo de Israel, según el siguiente decreto de excomunión: Por la decisión de los ángeles, y el juicio de los santos, excomulgamos, expulsamos, execramos y maldecimos a Baruch de Spinoza, con la aprobación del Santo Dios y de toda esta Santa comunidad, ante los Santos Libros de la Ley con sus 613 prescripciones, con la excomunión con que Josué excomulgó a Jericó, con la maldición con que Eliseo maldijo a sus hijos y con todas las execraciones escritas en la Ley. Maldito sea de día y maldito sea de noche; maldito sea cuando se acuesta y maldito sea cuando se levanta; maldito sea cuando sale y maldito sea cuando regresa. Que el Señor no lo perdone. Que la cólera y el enojo del Señor se desaten contra este hombre y arrojen sobre él todas las maldiciones escritas en el Libro de la Ley. El Señor borrará su nombre bajo los cielos y lo expulsará de todas las tribus de Israel abandonándolo al Maligno con todas las maldiciones del cielo escritas en el Libro de la Ley. Pero vosotros, que sois fieles al Señor vuestro Dios, vivid en paz. Ordenamos que nadie mantenga con él comunicación oral o escrita, que nadie le preste ningún favor, que nadie permanezca con él bajo el mismo techo o a menos de cuatro yardas, que nadie lea nada escrito o trascripto por él."
"Herem", manuscrito de excomunión de spinoza.