Por José Romero
3. Modo de producción. Base y superestructura
3.1 El objeto del materialismo histórico: el Modo de Producción
Los modos de producción son los objetos abstractos del materialismo histórico. ¿Qué es un modo de producción? Un modo de producción es una forma de organización social de la producción, basado en una forma específica de explotación del trabajo (o de no-explotación, en el caso del modo de producción comunista).
Desde el momento en que los seres humanos produjeron un excedente económico (es decir, produjeron más de lo necesario para sobrevivir); una parte de la sociedad (la clase o clases dominantes) se apropió de los medios de producción (herramientas, materias primas), y explotó el trabajo del resto de la sociedad (clase o clases dominadas o trabajadoras) estableciendo una estructura social que le permitió vivir del producto del trabajo de las clases trabajadoras, dejándoles sólo lo necesario para sobrevivir. A esa estructura social se la llama "modo de producción".
Cada época histórica está dominada por un modo de producción, que, a su vez está determinado por una forma específica de explotación del trabajo en lo que se denominan "relaciones de producción" (en la Antigüedad el esclavismo, en la Edad Media la servidumbre, en la Edad Moderna el trabajo asalariado...), aunque ningún modo de producción se da de forma pura, sino mezclado con otros modos de producción (aunque uno siempre es dominante), lo que da lugar a una "formación social" (que es el objeto concreto del materialismo histórico). En el caso del modo de producción capitalista, éste está definido por la explotación del trabajo asalariado por la clase capitalista; mediante la compra y venta de la fuerza de trabajo, en la que la clase capitalista o burguesía paga a la clase obrera un salario que corresponde sólo a una parte del valor que ha producido, apropiándose del resto, que es lo que Marx llama el plusvalor.
Así, Althusser concebía la Historia humana como un proceso impersonal ("sin sujeto"), y sin una finalidad preestablecida; cuyo motor es la lucha de clases irreconciliable entre las clases sociales poseedoras de los medios de producción materiales (en nuestro tiempo, la burguesía o clase capitalista, que posee las fábricas, minas, campos,) y las clases sociales desposeídas, (en nuestro tiempo, la clase obrera asalariada, que sólo dispone de su cuerpo y mente para producir riqueza). El desenlace de una lucha de clases específica, da lugar al paso de un modo de producción a otro.
La dominación de clase se realiza en el ámbito de la producción (en las fábricas, los campos, las minas, etc.) que es la base económica de un modo de producción, pero necesita, para reproducirse, de una superestructura, compuesta a su vez de dos instancias: una superestructura jurídico-política, (el Estado y el Derecho), con sus aparatos político y represivo; y una superestructura ideológica, constituida por la moral, la religión y la filosofía, así como todo el conjunto de ideas mediante las cuales, los individuos se reconocen como sujetos del orden social y se relacionan con el mismo; sea para justificarlo, presentándolo como natural y eterno (ideología dominante), o para combatirlo (ideología dominada).
En efecto: Marx lanzó la idea, en el Prefacio a la Contribución del 59, de que una formación social descansa sobre su base económica, es decir, sobre la unidad de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. En la base es donde está enraizada la lucha de clases, que enfrenta a los poseedores de los medios de producción con los trabajadores inmediatos explotados. Y Marx añadió que sobre esta base se elevaba toda una superestructura que comprendía el Derecho y el Estado de una parte, y las ideologías de otra. La superestructura no hace más que reflejar la base. Porque, evidentemente, hay que dar vida a esta tópica, que se presenta como un corte en la historia de una formación social, y pensar que si una formación social existe en el sentido fuerte, es que es capaz, como todo ser vivo, de reproducirse, pero a diferencia de los otros seres vivos, reproduciendo sus propias condiciones de existencia. Las condiciones materiales de la reproducción están aseguradas por la misma producción, que asegura también una gran parte de las condiciones de la reproducción de las relaciones de producción. Pero las condiciones económicas y políticas de la reproducción están aseguradas por el Derecho y el Estado. En cuanto a las ideologías, participan en las relaciones de producción y en el conjunto de las relaciones sociales, asegurando la hegemonía ideal o cultural de la clase dominante. Entre estas ideologías se encuentran, en general la ideología jurídica, la ideología política, la ideología moral, la ideología religiosa, y lo que Marx llama la ideología filosófica.
(La transformación de la filosofía. Conferencia de Granada, 1976)
La finalidad del materialismo histórico o ciencia de la Historia es orientar las luchas de la clase obrera contra la explotación capitalista, y su dominación política e ideológica, para pasar del capitalismo al comunismo o modo de producción comunista, en el que los medios de producción son propiedad colectiva de toda la sociedad, y en el que por tanto, desaparecerán la explotación y la lucha de clases.
Pero para pasar del capitalismo al comunismo, es necesaria una fase de transición, que se llama socialismo, en el que el partido de la clase obrera toma el poder del Estado y colectiviza los grandes medios de producción con el fin de abolir el trabajo asalariado (como ocurrió en la URSS y las democracias populares). Althusser defendía que el socialismo no era un modo de producción, sino una fase de transición, dado que si bien en el socialismo es abolido el trabajo asalariado, siguen existiendo el dinero y las relaciones mercantiles (entre cooperativas, o el Estado y cooperativas, etc.), de modo que una sociedad socialista puede, o bien avanzar hacia el comunismo, que sí es un modo de producción, o bien retroceder al capitalismo. En el comunismo desaparece el dinero y por tanto las relaciones mercantiles sobre la base de un alto desarrollo industrial y tecnológico, lo que hace materialmente irreversible la restauración del trabajo asalariado.
La tesis central, que plantea los problemas teóricos más importantes, es la tesis concerniente a la posibilidad de “involución” de un país socialista hacia el capitalismo. La tesis se desarrolla en contra de muchas convicciones ancladas en las interpretaciones ideológicas del marxismo (interpretaciones religiosas, evolucionistas, economicistas).
Esta tesis sería, de hecho, impensable si el marxismo fuese una filosofía esencialmente religiosa que garantiza el socialismo presentándolo como el objetivo hacia el que la historia humana ha trabajado siempre. Pero el marxismo no es una filosofía de la historia, y el socialismo no es el “final” de la historia.
Esta tesis sería igualmente impensable si el marxismo fuera un evolucionismo. En una interpretación evolucionista del marxismo, existe un orden necesario y garantizado de modos de producción: uno no puede, por ejemplo, “saltarse” un modo de producción. Esta interpretación ofrece una garantía de que siempre estás moviéndote hacia delante, excluyendo por tanto en principio cualquier riesgo de “involución”: desde el capitalismo sólo podemos proseguir hacia el socialismo, y desde el socialismo al comunismo, no hacia el capitalismo.
Y cuando, por necesidad, el evolucionismo debe admitir la posibilidad de “involución” piensa que el retroceso es para regresar a las viejas formas del pasado, que han permanecido inmutables en sí mismas. Pero el marxismo no es un evolucionismo. Su concepción de la dialéctica histórica permite demoras, distorsiones, involuciones sin repetición, saltos, etc. De este modo, para el marxismo, ciertos países pueden “pasar al socialismo” sin haber “pasado a través” del capitalismo. Esta es la razón por la cual es posible la involución hacia un modo de producción que ha sido en principio superado (por ejemplo Yugoslavia). Pero es por esta misma razón que esta involución no es un retorno puro y simple al pasado, hacia un pasado intacto, hacia viejas formas: ocurre a través de un proceso distinto, la inserción de nuevas formas (formalmente socialistas) en un sistema de modo de producción capitalista, produciendo una forma original de capitalismo bajo “apariencias” socialistas.
La tesis de la “involución” sería, finalmente, imposible si el marxismo fuera un economicismo. En una interpretación economicista del marxismo, la abolición de las bases económicas de las clases sociales es todo lo que es necesario para confirmar la desaparición de las clases sociales, y con ellas, la lucha de clases y la necesidad de la dictadura del proletariado, y por tanto, el carácter de clase del Partido y del Estado –con el fin, en otras palabras, de poder declarar que la victoria del socialismo ha sido “asegurada definitivamente”. Pero el marxismo no es un economicismo.
(Sobre la Revolución Cultural. Cuadernos marxistas-leninistas, diciembre de 1966)