Jenófanes de Colofón

Retrato de Jenófanes de Colofón

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Textos seleccionados por José Sánchez-Cerezo de la Fuente

Textos de Jenófanes

Fragmentos autobiográficos

Hace ya sesenta y siete años desde que el peso de la vida
Arrastro aquí y allá por las regiones de Grecia.
Desde mi nacimiento habían pasado ya veinticinco años.
Si es que aún recuerdo bien.

Estas son las cosas de las que hay que conversar junto al fuego, en el invierno,
Confortablemente reclinado, bebiendo vino dulce y comiendo frutos secos:
"Dime quién eres, amigo, y de dónde vienes;
Qué edad tienes, compañero, y cuántos años tenías
Cuando la invasión de los medos."

Sobre cuestiones teológicas:

Chatos, negros: así ven los etíopes a sus dioses.
De ojos azules y rubios: así ven a sus dioses los tracios.
Pero si los bueyes y los caballos y leones tuvieran manos,
manos como las personas, para dibujar, para pintar, para crear una obra de arte,
entonces los caballos pintarían a los dioses semejantes a los caballos, los bueyes
semejantes a bueyes, y a partir de sus figuras crearían
las formas de los cuerpos divinos según su propia imagen: cada uno según la suya.

Solamente un dios es el supremo, único entre dioses y hombres,
ni en figura ni en pensamiento semejante a los mortales.
Permanece siempre en el mismo lugar, sin movimiento,
y no le conviene emigrar de un lado a otro.
Sin esfuerzo hace vibrar al Todo, sólo por medio de su saber y querer.
Todo él es ver, todo pensar y planear y todo él es escuchar.

Sobre la naturaleza y el mundo físico:

A nuestros pies podemos ver cómo en su límite superior la Tierra
Colinda con el aire, mientras que con el inferior desciende hasta el infinito.

Sobre el conocimiento humano y sus límites:

La verdad segura sobre los dioses y sobre todas las cosas de las que hablo
no la conoce ningún humano y ninguno la conocerá.
Incluso aunque alguien anunciara alguna vez la verdad más acabada,
él mismo no podría saberlo: todo está entreverado de conjetura.

Desde el principio los dioses no revelaron todo a los mortales,
pero éstos, buscando, en el curso del tiempo encuentran lo mejor.

Si Dios no hubiera decidido hacer la amarillenta miel,
Más de uno pensaría que los higos son mucho más dulces.